¿Por qué tomamos 12 uvas en Nochevieja?

En España, según la tradición, se sitúan 12 uvas en la mesa delante de cada comensal. Cada uva representa un mes del año y una campanada de las 12 de la noche. Se le llaman uvas de la suerte ya que al comerlas todas se tendrá buena suerte a lo largo de todo el año nuevo.
Pero ¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene la costumbre de tomar doce uvas al son de las 12 campanadas? Seguro que sí, y más de una vez.
La versión más conocida es la de 1909, cuando las uvas de la suerte comenzaron a tomarse de manera masiva en España en la Nochevieja de ese año, debido a un excedente de la cosecha en Alicante. Los cosecheros fueron capaces de promocionar hábilmente sus productos y fue, a partir de ese año, que la tradición de las doce uvas se popularizó por todo el país.
Sin embargo, ya en el siglo XIX existía la costumbre entre los burgueses españoles de comer uvas y brindar con champán para despedir el año. Por lo que el origen de las uvas de la suerte se remonta a unos años atrás.
En 1882 el alcalde de Madrid, José Abascal y Carredano, decidió imponer una tasa de un duro a todos aquellos que quisieran salir a recibir a los Reyes Magos la noche del día 5 de enero. Esta tradición no consistía en ir a ver la cabalgata de Reyes, sino más bien el de pasar una noche de fiesta, borrachera y armando jaleo por las calles madrileñas.
Viéndose privados de esta noche de fiesta y a modo de protesta, algunos madrileños decidieron celebrar la Nochevieja en la Puerta del Sol tomándose doce uvas como mofa de la tradición burguesa de comer uvas y champán en la cena de Nochevieja, una tradición que reflejan los periódicos de la época y, que dicen, es importada de Francia y Alemania.
En las Nocheviejas siguientes muchos volvieron a asistir a la Puerta del Sol a tomarse las 12 uvas y así, en 1897, la tradición de las uvas de la suerte estaba ya extendida por toda la capital española. Los comerciantes de la ciudad ya publicitaban las uvas de la suerte en sus establecimientos. El primer testimonio escrito que lo constata es de la prensa madrileña en enero de 1897, donde se comenta que “Es costumbre madrileña comer doce uvas al dar las doce horas en el reloj que separa el año saliente del entrante”.
Gracias a nuestros agricultores levantinos la tradición de las doce uvas se extendió por toda España, que aprovechando su excedente de producción de 1909, realizaron una campaña para promulgar y potenciar la costumbre por todo el país, y así poder colocar su mercancía.

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